Escriba un análisis, de al menos 4 párrafos, sobre el siguiente texto.
Incluya comentarios sobre el contexto de producción, tema, el propósito, tipo de texto, el tono y los rasgos formales y estilísticos. Incluya referencias al texto.
Puede Incluir en su análisis una respuesta a la pregunta de orientación o centrar su análisis en otro aspecto que considere fundamental.
Pregunta de orientación:
¿De qué manera evoluciona el personaje de Nora en la obra “Casa de muñecas''?
(Responder el quiz creando un nuevo documento en Q2)
NORA: Ocho años han pasado... y más todavía desde que nos conocemos, y jamás se ha cruzado entre nosotros una palabra seria respecto de un asunto grave.
HELMER: ¿Iba a hacerte partícipe de mis preocupaciones, si no podías quitármelas?
NORA: No hablo de preocupaciones. Lo que quiero decir es que jamás hemos tratado de mirar en común al fondo de las cosas.
HELMER: Pero veamos, querida Nora, ¿era esa preocupación apropiada para ti?
NORA: ¡Este es precisamente el caso! Tú no me has comprendido nunca... Han sido muy injustos conmigo, papá primero, y tú después.
HELMER: ¿Qué? ¡Nosotros dos!... Pero ¿hay alguien que te haya amado más que nosotros?
NORA (Moviendo la cabeza): Jamás me amaron. Les parecía agradable estar en adoración delante de mí, ni más ni menos.
HELMER: Vamos a ver, Nora, ¿qué significa este lenguaje?
NORA: Lo que te digo, Torvaldo. Cuando estaba al lado de papá, él me exponía sus ideas, y yo las seguía. Si tenía otras distintas, las ocultaba; por que no le hubiera gustado. Me llamaba su muñequita, y jugaba conmigo como yo con mis muñecas. Después vine a tu casa.
HELMER: Empleas una frase singular para hablar de nuestro matrimonio.
NORA (Sin variar de tono): Quiero decir que de manos de papá pasé a las tuyas. Tú lo arreglaste todo a tu gusto, y yo participaba de tu gusto, o lo daba a entender; no puedo asegurarlo, quizá lo uno y lo otro. Ahora, mirando hacia atrás, me parece que he vivido aquí como los pobres... al día. He vivido de las piruetas que hacía para recrearte, Torvaldo. Eso entraba en tus fines. Tú y papá han sido muy culpables conmigo, y ustedes tienen la culpa de que yo no sirva para nada.
HELMER: Eres incomprensible e ingrata, Nora. ¿No has sido feliz a mi lado?
NORA: ¡No! Creía serlo, pero no lo he sido jamás.
HELMER: ¡Que no... que no has sido feliz!
NORA: No, estaba alegre y nada más. Eras amable conmigo... pero nuestra casa sólo era un salón de recreo. He sido una muñeca grande en tu casa, como fui muñeca en casa de papá. Y nuestros hijos, a su vez, han sido mis muñecas. A mí me hacía gracia verte jugar conmigo, como a los niños les divertía verme jugar con ellos. Esto es lo que ha sido nuestra unión, Torvaldo.
HELMER: Hay algo de cierto en lo que dices... aunque exageras mucho. Pero, en lo sucesivo, cambiará todo. Ha pasado el tiempo de recreo; ahora viene e de la educación.
NORA: ¿La educación de quién? ¿La mía o la de los niños?
HELMER: La tuya y la de los niños, querida Nora.
NORA: ¡Ay! Torvaldo. No eres capaz de educarme, de hacerme la esposa que necesitas
HELMER: ¿Y eres tú quien lo dice?
NORA: Y en cuanto a mí... ¿qué preparación tengo para educar a los niños?
HELMER: ¡Nora!
NORA: ¿No lo has dicho tú hace poco?... ¿No has dicho que es una tarea que no te atreves a confiarme?
HELMER: Lo he dicho en un momento de irritación. ¿Ahora vas a insistir en eso?
NORA: ¡Dios mío! Lo dijiste claramente: Es una tarea superior a mis fuerzas. Hay otra que debo atender, y quiero pensar, ante todo, en educarme a mí misma. Tú no eres hombre capaz de facilitarme este trabajo, y necesito emprenderlo yo sola. Por eso voy a dejarte.
HELMER (Levantándose de un salto.): ¡Qué! ¿Qué dices?
NORA: Necesito estar sola para estudiarme a mí misma y a cuanto me rodea; así es que no puedo permanecer a tu lado.